El IMPETU se interpreta como furor, impulso, frenesí, pasión, ardor, entusiasmo, ánimo, brío , espíritu, garbo o el genio que la persona posee
Lialdia.com / ©Ivonne Sánchez Barea / / Granada/ España/ 4/29/2015 – De cómo utilizamos las palabras y sus significados podemos retraer, las distintas y variadas interpretaciones.
La palabra ÍMPETU, puede ser un adjetivo que en una frágil línea pasa desde su contexto positivo al negativo, todo depende del escenario y dentro del diálogo que se lleva a cabo.
El hilo que separa lo negativo de lo positivo, generalmente está en la mente del que pronuncia el adjetivo para calificar o descalificar el carácter, de la acción, y/o, la reacción de un ser humano.
El ÍMPETU se interpreta como el furor, el impulso, el frenesí, la pasión, el ardor, el entusiasmo, el ánimo, el brío , el espíritu, el garbo o el genio que la persona posee y a que dirime quien define.
Sin embargo puede ser igualmente un descalificativo al dirigirse dentro del argumento de una frase, como definición de una persona colérica, brusca, rabiosa, violenta, iracunda, etc.
Ahora bien, si la naturaleza impetuosa de una persona es de carácter determinante, decisivo, resolutivo, con coraje, vigor, nervio, energía y valentía, se encuadra en otro marco muy distinto a los dos anteriores.
También hemos de pensar que, dependiendo de la sociedad que acoge a sujetos impetuosos, son o no, más aceptadas que en otras, y también depende del género, la edad, y en muchas de las culturas que basan su formación en principios religiosos, que por lo general tienden a apaciguar el ímpetu de los individuos, confrontar dicha propiedad con contraposiciones de madurez, sosiego y sensatez, calma, mesura, comedimiento y reflexión como herramienta para domar a quienes posee éste carácter de manera natural.
Creo, que una persona con ÍMPETU puede igualmente ser reflexiva, tener calma a la hora de tomar decisiones, y puede elegir con sensatez y cordura, caminos que en lo personal lo lleven hacia su destino. No es intrínseco, tener éste tipo de cualidad o defecto (
según el prisma en que se analice al ser), al despliegue que el ente haga sobre las formas de desarrollar su propia existencia. Eso es cuestión de estrategias inteligentes y no depende del propio carácter que posea el actor.
Claro está, que si, las tramas sociales, familiares y educativas, quieren de alguna manera moldear, y/o, anular dicho atributo, puesto que lo ven y asimilan como un peligro de empoderamiento del individuo, este será castigado, y reprimido por la autoridad. Si por el contrario, esa fuerza de este tipo de miembros, es correctamente dirigida hacia el crecimiento personal, la ayuda hacia las propias sociedades, en el incremento de la autoestima dentro de sus habilidades, sin llegar al narcisismo, este tipo de personalidades puedes ser de gran utilidad dentro de las colectividades, ya que suelen ser personas con altas dosis de CREATIVIDAD.
Por supuesto, aquellos seres con atributos impetuosos que vayan en detrimento del desarrollo del individuo y contra las comunidades/colectividades, en prejuicio de sí mismo y de quienes lo rodean, deben ser adecuadamente estudiados y tratados dado el caso.
Los contextos: Cognitivo-intelectual, emocional-afectivo, y conductual, son los que realmente dibujan el perfil del carácter de este tipo de personas.
En resumen; Un ser, hombre o mujer impetuoso/a, es por lo general AUTÉNTICO/A, en cualquiera de las estructuras que se enmarque dicha definición. Desde la autenticidad en cualquiera de sus talantes, es lo más natural que el ser humano tiene en el germen de su origen, y que, a pesar de las modificaciones que las sociedades, la educación, el ambiente familiar, realizan; moldeando, depurando y en algunos casos domando el carácter de individuos, la autenticidad, es probablemente una característica tan cristalizada y trasparente, que no tiene más que su propia verdad expuesta ante el mundo.
©Ivonne Sánchez Barea
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