Durante todo el mes de octubre se encontrará abierta
la página Web de CONPALABRA (Cooperativa Nacional de la Palabra , con sede en
Barranquilla, República de Colombia) con el propósito de escuchar las distintas
voces que desde la poesía y la esperanza, estén dispuestas a entonar un canto
por la paz.
Entre el 25 y el 29 de octubre, estará sesionando en
dicha ciudad colombiana el PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE POETAS DEL CARIBE (http://blogs.monografias.com/andres-casanova/2013/08/17/texto-de-la-convocatoria-al-primer-congreso-internacional-de-poetas-del-caribe/) o
bien en el siguiente sitio cubano: (http://www.tunet.cult.cu/literatura/casanova/index.php?page=show&id=1376769461) que con cuatro temáticas fundamentales
estará enfocando la necesidad de ir al uso de la palabra sin exclusiones para
lograr una paz valedera.
Es por ello que los estoy invitando a que entren al
Foro de CONPALABRA que se encuentra en:
y allí conversen con nosotros.
También los invito a la página Web de CONPALABRA en:
Por mi parte, quise vincular una serie de artículos de
mis blogs literarios (cuyas sirecciones URL son: blogs.monografias.com/andres-casanova/ y
en http://www.tunet.cult.cu/literatura/casanova/index.php)
a ese evento al cual me invitaron como
Delegado Internauta y es por ello que en esta especie de NOTICIA LITERARIA he
compilado textos que nos hablan de lo más preciado para el ser humano: la vida
presente y futura.
Sin embargo,
para que pueda disfrutarlos de manera directa, aquí le brindo dichos artículos:
UN BUEN ESCUDERO: lo que nos
hace falta
RAMIRO DUARTE en el recuerdo
de Manuel Gayol Mecías
POESÍAS POR LA VIDA : Luis Pérez de Castro
POESÍAS POR LA VIDA : Roswel Borges Castellanos
¿CUÁNDO APARECE EL JUSTO?:
cuando vemos su caminar
POESÍAS POR LA VIDA : Esperanza Acosta
RAMIRO DUARTE en mi recuerdo)
JUGADA FINAL: no niegues nunca
el pan al hambriento
Aprovecho para
recordarles que ya antes había publicado en mis blogs literarios los siguientes
artículos, también en homenaje al Congreso:
MARTÍ VISTO
DESDE CERCA POR SUS CONTEMPORÁNEOS
POESIAS POR UN
CONGRESO DE POETAS PARA RECUPERAR EL FUEGO (Idiel García)
POESIAS POR UN
CONGRESO DE POETAS PARA RECUPERAR EL FUEGO (Xiomara Maura Rodríguez)
HIPÓTESIS DE
MANUEL GAYOL MECÍAS SOBRE LOS AGUJEROS
UN
BUEN ESCUDERO: lo que nos hace falta
Ya dije antes ¡Ay del solo!, como un
grito de amor y de esperanza. Ahora advierto la necesidad de un guardador de
nuestras armas, del que nos alienta en el momento de las recaídas y restablece
el filo de la espada cuando resulta necesario. El Quijote de la Mancha me dio su respuesta
y yo se las transmito a ustedes poéticamente.
BUSCANDO A SANCHO
Al Quijote, por haberme
enseñado que era necesario
un escudero para deshacer
entuertos.
Busco entre la multitud
la
señal de la redención o al menos
la
sangre derramada por el hijo
para
salvar al padre sin pretender olvidarlo.
Busco las miserias en el
paria
relegado
a la profesión de saltimbanqui
que genuflexo
descorre sus pantalones.
Voy buscando la luz
entre tahúres
corredores de bolsa
camellos enlutados
y otras aves
migratorias.
Cansado ya de buscar en
los alrededores
comienzo a disponer lo
necesario
para una larga marcha
que he de emprender un día
cuando no queden
esperanzas de obtener
entre los rescoldos de
la hoguera
imágenes con que
alimentar mis versos.
Restauro el filo perdido
por la espada
en mis combates contra
los dragones;
limpio la adarga de
nubes y restos de estrellas;
reparo el yelmo casi
destruido
cuando me enfrenté a las
serpientes;
alimento el rocín con
mis ilusiones
y ya estoy preparado
para continuar la búsqueda.
Sólo necesito un buen
escudero.
Andrés
Casanova (Del poemario inédito POESÍA
COMPROMETIDA)
RAMIRO DUARTE en el recuerdo de Manuel
Gayol Mecías (*)
Hace apenas unas horas estuve conversando telefónicamente
con Alexis Hechavarría Duarte, quien estuvo en Cuba por motivos personales, y a
falta de vernos personalmente por culpa de los tiempos desencontrados al menos
escuchamos nuestras voces entre Bayamo donde él estaba y Las Tunas donde yo
vivo. De aquella conversación quedó un firme compromiso entre nosotros:
comenzar el rescate de la obra y la memoria de Ramiro, amigo con quien
intercambiaba en su casa en la mía con bastante frecuencia aspectos literarios
y existenciales. Aunque nos proponemos hacer algo mayor dentro de un tiempo,
pues el tiempo no es nuestro sino de Dios, de momento las páginas de mis blogs
como lo han hecho otras veces continuarán atesorando fragmentos y obras del
escritor, además de criterios acerca de su literatura. Comienzo entonces
publicando el presente panegírico que escribiese Manuel Gayol Mecías en ocasión
del fallecimiento del común amigo.
Ramiro Duarte: escape a la eternidad. In
memoriam
Por
Manuel Gayol Mecías
(Panegírico publicado en Palabra Abierta un martes, 20 de julio de 2010)
¿Quién
toca a mi puerta?
La memoria y el tiempo
la vida que se fuga
como si fuera el viento.
La memoria y el tiempo
la vida que se fuga
como si fuera el viento.
¿Quién
toca a mi puerta?
La nada
el crujir de las hojas
y la vida que pasa.
La nada
el crujir de las hojas
y la vida que pasa.
Andrés Casanova:
“El tiempo conmigo”
Es verdad que para mí, Ramiro Duarte, su persona
corpórea, física, pasó rápido por mi vida, quizás como el vuelo fugaz de una
gaviota a la que vi alejarse hacia la aurora boreal del horizonte. Fue
pocas veces que nos vimos y charlamos pero no toda la vida como yo hubiera
querido que fuera, al igual que con el otro don Quijote que nunca nos faltaba,
el Guille, nuestro Guillermo Vidal. Sin embargo, tanto Ramiro como Guillermo
siempre estuvieron conmigo desde que nos conocimos.
Ocurrió un día de verano, hace muchos años, cuando
nos encontramos en un evento literario en la ciudad oriental de Las Tunas, en
Cuba, una tarde crepuscular en que recuerdo al Guille y a Ramiro conversando
con otros escritores. En eso, ellos dos me miraron de frente; más que mirarme
fue como si me hurgaran, de arriba abajo. Y yo, confieso, fui recíproco. En
fin, nos contemplamos con una transparencia inexplicable. Y el uno y el otro me
preguntaron: “¿Así que usted es Manuel Gayol Mecías, verdad?… Y yo: “¿Así que
ustedes son los famosos Guillermo Vidal Ortiz y Ramiro Duarte Espinosa, no
es así?”… Entonces rompimos a reír los tres, nos dimos la mano y acto seguido
un abrazo, como si toda la vida nos hubiéramos conocido, y qué digo: “conocido”
no, sino querido… En efecto, toda la vida nos hemos querido, aún sé que me
aprecian desde el mundo invisible de la memoria, siempre nos dijimos hermanos.
En los tiempos en que ellos iban a La Habana nunca dejaban de
pasar por mi casa: llegaban por la mañana y se iban por la noche; nos leíamos
enormes parrafadas y nos intercambiábamos criterios, técnicas, chismes y mil
temas literarios. De ahí que yo siempre recuerde a Ramiro filosofando,
comparando las cosas más profundas de la vida con ocurrencias, con ideas de la
naturaleza, con observaciones muy espirituales.
Aun cuando yo me fui de Cuba y no pude verlos más,
en realidad, Ramiro y Guillermo nunca se fueron de mí —esto puede parecer
refrito, pero es la verdad— aunque allá nos vimos varias veces y participamos
juntos en conferencias, recitales o lecturas de cuentos, físicamente habíamos
estado como desperdigados, y después que yo dejé la Isla , sólo el teléfono nos
permitió saber el uno de los otros y viceversa, en alguna que otra vez. Pero es
aquí el asunto: pensábamos con mucha afinidad y disfrutábamos la vida con la
imaginación. Por eso me los traje conmigo. Y era eso: andábamos juntos en los
caminos de la imaginación.
Ellos en mí forman parte inseparable de mi tribu de
hermanos: el Guille WV, Orimar, Amirval, Zafi, Doribal y toda una gama de
personajes estelarmente imaginarios que han mutado del mundo corporal a la
ficción (y que no son menos reales, claro está); protagonistas de
ámbar que me persiguen, juegan y sueñan conmigo. Ellos me ayudan a romper
la frontera de este mundo, a veces cálido y hondo, pero también muchas veces
distorsionado, empañado de soledad y odio, envidia y ambición de poder. Y entre
tantos temas, que el mismo Ramiro en ocasiones hablaba conmigo, eran dos de
ellos: el del poder y el odio a los demás, los que de vez en cuando
discerníamos, y me acuerdo que imaginariamente me decía: “Los que odian,
ambicionan y envidian son seres embarrados en lodo; nunca pasarán del
barro a la carne, y menos al espíritu. Sus almas y egos están separados, no se
encuentran sino para luchar entre sí; se devoran a sí mismos y terminan
desapareciendo en la más obtusa soledad”.
Ramiro tenía una forma de hablar y gesticular muy
peculiar; todo era como importante para él; parecía ser un profesor
que te explicaba algo con la mejor de las lógicas. Pero de la lógica pasaba a
una anécdota, de algo relacionado con el tema en cuestión, que casi siempre
terminaba en lo fantástico, a veces en el apego a lo espiritual. Recuerdo que
una vez me dijo: “Hay que leerse a Kardec” (en referencia al francés
considerado el sistematizador del espiritismo). Para él era una ciencia, honda,
remota, extremadamente imaginativa; era esa manera en que Dios siempre lo
acercaba a uno a las cosas divinas; asimismo, podía ser el modo
de darle importancia a la magia de la imaginación. Pero además era una
intuición mistérica que él sentía. Y creía mucho en los sueños y en los
símbolos.
Aun cuando tenía afinidades con el espíritu y nadaba
en sus profundas aguas, en los temas que tocaba abundaba en una filosofía de la
naturaleza humana; estaba convencido de cómo el ser es una confluencia de
materia y espíritu, un plano complejo no sólo de la naturaleza del hombre, sino
además y principalmente de la naturaleza de Dios; muy cercano quizás a las
aspiraciones de Teilhard de Chardin, en su espiral hacia el punto Omega. De
aquí que Ramiro cantara: Cuando hay extinción fatal, / el átomo no se esfuma,
/ la molécula se suma / a la rueda temporal: / hacia arriba —vertical—, /
apunta una flecha alada, / propulsa en su llamarada, / al impulso de la altura
/ flameando en su donosura, / una espiral liberada. (Estrofa VI, de su
poema “Como el fluir de la rueda”, en El óseo perfil de mi esqueleto)
Su prosa, en realidad, es puro verso. Fluye como una
luz tenue, suave, de una ternura muy visual, como si fueran imágenes de un
sueño que se posan leves en los sentidos (“… Dos corderos repiten el juego, y
en la segunda ronda quedan atrapados en el aro, otro ostenta esa joya mansa que
vuela en la sílaba de tu voz”.- De “Viñetas”).
En mucho, las cosas de Ramiro eran de un decir
cálido y nostálgico, pero al mismo tiempo dan la firmeza de una validez humana
incuestionable. Veamos un fragmento de su personaje poético llamado Fico
Falcón:
Fico Falcón, tu adiós resulta innecesario, / venías
rodando cuesta abajo / como piedra de rayo / nadie quiso hacer con tu cuerpo /
una mampara, / ni una ronda de manos: / nadie tendió a los aires / un gesto
comprensivo, / ni la uña del cuervo / salió de su escondrijo / para asir una
fibra de tu cuerpo: / Fico Falcón: pobre harapiento, / expulsado por los siglos
de los siglos / de la primera plana: / amén.
El humanismo de Ramiro se insertaba no sólo en lo
que tocaba con su trato, su voz y su cariño para todo el mundo, que siempre lo
traía a cuestas, sino que además el sentido de la naturaleza humana le surgía
espontáneo en sus poemas (“… Dicen que venía cubierto, / de azul de mares
profundos, / de los vientos errabundos / de granizadas arenas, / y echó el
barco de sus venas, / sangre de todos los mundos”. – De su poema “Sangre de
todos los mundos”).
Era imaginativamente intrigante y ocurrente para
expresar sus cosas en clave. Una vez, en una carta que me escribió a La Habana me decía: “Ya sé que
estás leyendo mi novela y que me vas a hacer sugerencias; … esa
persona me lo dijo, que cuando te la pidió, le contestaste eso.
Efectivamente, ni le entregues nada, ni hagas comentarios, pero aquí entre
nosotros, me doy cuenta de que va a poner la novela —sin percatarse de nada— en
manos de un fulano desconocido para uno. Mejor es coger un poco de calma, tal
vez Guillermo salga o aparezca otra vía. Ya está comprobado que ese sultano es cacafuaca
de foca con oso hormiguero”.
Este lenguaje nos creaba un mundo de misterio
comunicacional que después nos ayudaba a la invención de alguna historia, y así
poco a poco nuestras vidas se iban haciendo cómplices de los arcanos y de los
secretos, en ese enlace hermético que a veces fluye en las palabras, cuando
queríamos no correr el riesgo de los hervores en un contexto de curiosidades e
incertidumbres existenciales, de ponzoñas, envidias y plagios como sucede a
veces en el ámbito de los poetas y escritores.
Ramiro, como todo buen escritor, tenía fe en el
futuro de sus obras. Pero estoy seguro de que le importaba —más que verlas en
vida— escribirlas, crearlas, porque para él la literatura era una necesidad de
su naturaleza: una constancia de su manera de respirar. El hecho de la creación
literaria lo sentía como vida. Por eso sus temas eran universales, y lo local
lo llevaba hacia una proyección espiritual de complacencia propia con sus
lecturas y sus imaginaciones, así lo transformaba dándole vigencia y mundo.
Junto a todo esto, no estaría equivocado si dijera
que escribía pensando en sus amigos, en entusiasmarnos, como siempre lo
lograba; o quizás, lo hacía en algún momento para experimentar el placer de
escribir sus poemas en la soledad de un bosque, como si fuera un pleno canto a
la noche, a no dudar, bajo la luna llena de Curana, el barrio donde nació, en
Las Tunas. En esto no descarto que en él existía un temperamento romántico (y
digo: temperamento, no estilo, que podría ser otra cosa).
En realidad, quisiera hacer un trabajo extenso
sobre mi querido Ramiro, pero correría el riesgo de quedar en el desahogo de la
amistad y en el tedio de lo no literario; el accionar egoísta de que prime en
mí el cariño por su honestidad humana y perseverancia creativa, y que mi verdadero
reconocimiento literario a Ramiro me saliera entonces como una manera más de
llenarme —a mí mismo— ese espacio vacío que he tenido con su muerte, y que ha
sido el hecho de no poder verlo ni de hablar con él antes de irse ese 8 de
junio pasado, día en que las puertas de la Imago se le abrieron a Ramiro. Pero no, termino
aquí por el momento, en este breve espacio que me he dado para intentar
recuperar el pedazo visible del Ramiro que me quedaba… En definitiva, con
Ramiro Duarte y Guillermo Vidal siempre seré extenso, amplio, largo, eterno y
volveré a crear sobre él, sobre ambos, porque como dije ya: todos habitan mi
imaginación, y se encuentran meditando en el recinto de mi alma, sus afectos
están incorporados a mis devociones interiores; sus espíritus, gracias a Dios y
a ellos mismos, se encuentran en la dimensión de mis palabras.
Corona, California, 30 de junio de 2010
(*)
Manuel
Gayol Mecías es el director y editor de Palabra Abierta (www.palabrabierta.com).
Escritor y periodista cubano. Graduado de licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana, en la Universidad de La Habana en 1979. Fue
investigador literario del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas
(1979-1989). Posteriormente trabajó como especialista literario de la Casa de la Cultura de Plaza, en La Habana , y además fue
miembro del Consejo de redacción de la revista Vivarium, auspiciado por
el Centro Arquidiocesano de Estudios de La Habana. Ha publicado trabajos críticos, cuentos y poemas en diversas publicaciones
periódicas de su país y del extranjero, y también ha obtenido varios premios
literarios, entre ellos, el Premio Nacional de Cuento del Concurso Luis Felipe
Rodríguez de la Unión
de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) 1992, por su cuaderno La noche del
Gran Godo, publicado 19 años después por Neo Club Ediciones de Miami. En el
año 2004 ganó el Premio Internacional de Cuento Enrique Labrador Ruiz del
Círculo de Cultura Panamericano, de Nueva York, por “El otro sueño de Sísifo”.
Trabajó como editor en la revista Contacto
(de
la ciudad de Burbank, California), en 1994 y 1995. Desde
1996 y hasta 2008 fue editor de estilo (Copy Editor), editor de cambios (Shift
Editor) y coeditor en el periódico La Opinión ,
de Los Ángeles, California. Actualmente, es miembro del Consejo Asesor de la Fundación Paella
for the World y reside en la ciudad de Eastvale, California. Desde 2011 hasta
la actualidad ha vuelto a trabajar como
editor en el periódico La
Opinión.
OBRAS PUBLICADAS: Retablo de la fábula (Poesía, Editorial Letras Cubanas, 1989); Valoración Múltiple sobre Andrés Bello
(Compilación, Editorial Casa de las Américas, 1989); El jaguar es un sueño de ámbar
(Cuentos, Editorial del Centro Provincial del Libro de La Habana , 1990); Retorno de la duda
(Poesía, Ediciones Vivarium, Centro Arquidiocesano de Estudios de La Habana , 1995); La noche del Gran Godo
(Cuentos, Neo Club Ediciones/Alexandria Library, Miami, 2011); Ojos de Godo rojo (Novela,
Neo Club Ediciones/Alexandria Library, Miami, 2012) y Marja y el ojo del
Hacedor (Novela, Neo Club Ediciones/Alexandria Library, Miami,
2013). Próximamente saldrá publicado su libro de ensayos Viaje inverso.
Hacia el reino de Imago (Una mirada al centro de la fábula).
POESÍAS
POR LA VIDA :
Luis Pérez de Castro (*)
Con dos
fragmentos al parecer pesimistas pero cargados de esperanzas, este poema nos
narra la historia familiar de las guerras del sujeto lírico (del poeta, de
todos nosotros seres de este planeta) por un rincón donde disfrutar de la paz (fragmentos
de lejanía) y engendrar al hijo que relata la historia (fragmentos
del presente). Versos que nos advierten los peligros de la guerra, la
soledad y la muerte acechando hasta en los rincones del cielo.
fragmentos de lejanía
-la guerra es una metáfora que se despeña
un silencio menor para los hombres
incapaces de agotar la palabra
sentenciaba mi padre
-nos mata la costumbre
la oración maldita:
lucha y resiste
para que más allá de la muerte
te sientas viva
decía mi madre
y todos escuchaban
yo
el vecino
el perro
cagando sobre el césped
sobre la antítesis
de otra oración también maldita:
los sobrevivientes serán omitidos por la historia
explícitos millonarios que nadie perturbará
nadie con un cordel y una soga
y un palo entre las piernas.
mis padres nunca encontraron un rincón
donde abrigar la compasión de sus huesos
donde cavar un hueco
para engendrar lo razonable de sus vísceras
lo impávido o loco o sucio
o tal vez repentino de sus tristes preceptos.
-yo fui testigo de la inmundicia
del óxido y el silencio de las bayonetas
no miré al cielo por causa de las heridas
del extremo acusador donde avisté la luz
y pude morir yo fui testigo de
tanto
repetía una y otra vez mi padre
-la guerra existe
y no habrá hilos para remendar la indiferencia
dividir la mentira los recodos
de una luz que nos hace jugar a los disfraces
cerrar los ojos y no compartir la lumbre que nos pertenece
murmuraba con un fino aullido mi madre.
mi padre
según dicta en los archivos
fue un héroe de guerra.
mi madre no llegó a ser la primera dama
ella sólo fue la espera
la verdadera metáfora despeñada en el olvido.
yo soy el hijo único
el bastardo que trascribe la historia.
fragmentos del presente
mis padres fueron a la guerra
nunca dijeron cuán cruda pudo ser
pero fueron a la guerra
en el campo de batalla engendraron su fruto
al calor de las consignas
a las sombras del combate
mis padres fueron a la guerra y mataron
con solemnidad izaron la bandera
innumerables plegarias a favor de la patria
bajo sus pechos ocultaron el llanto de su hijo
su propio llanto por los amigos caídos
también por el enemigo
mis padres fueron a la guerra
y ya no escucho la transparencia de sus voces
ellos yacen en la distancia
olvidados.
yo sigo siendo el hijo único
el bastardo que aún transcribe la historia.
(*) Luis
Pérez de Castro (Cuba,
1966). Historiador, abogado, poeta y narrador.
Ha publicado en los géneros:
Cuentos:
Nostalgia del cíclope, Editorial Libre Idea, México 2004; Mientras
arde en silencio mi voz; Editorial
Capiro 2006 y Rapsodia del erudito, Editorial Capiro 2007.
Narrativa
para niños: Epístolas de un loco, Editorial Mecenas 2007.
Poesía:
Confesiones del Abad, Ediciones Matanzas 2005; Testimonio
del Pagano, Ediciones Unicornio 2007; Último e-mail inédito de
Faulkner, Ediciones Matanzas 2008;
Como un manos animal, Editorial
Capiro 2012 y Digo lo que callo,
Editorial El barco Ebrio, Madrid, España 2013.
Obras suyas aparecen en las siguientes antologías: Neruda,
100 años, poesía, Australia 2005;
Nosside Caribe, poesía, Letras Cubanas
2006; Noche cálida en Santa Clara, poesía, Editorial Capiro 2010; Faz
de tierra conocida, poesía, Letras Cubanas 2010 y Los cuerpos del deseo,
cuento, Editorial Neo Club Ediciones, Miami, EE. UU 2012. Trabajos suyos de poesía, narrativa y crítica aparecen en
diferentes revistas cubanas y extranjeras.
Entre otros premios obtenidos por este
autor se destacan: Mercedes Matamoros, cuento 2003; Poesía de Amor Varadero 2004 y
2008; Batalla de Mal Tiempo, poesía 2004; Félix Pita Rodríguez,
poesía 2006; y Farraluque, narrativa
erótica 2007.
E-mail- guamo@cenit.cult.cu
POESÍAS
POR LA VIDA :
Roswel Borges Castellanos (*)
Con la irreverencia que sólo es otorgada
a los poetas, el sujeto lírico que maneja el autor en el primero de los poemas
(Susurros)
con la sola aclaración de una cita de Lovecraft, nos advierte de las angustias
existenciales que podrían ser las nuestras: sólo bastaría despejar unas cuantas
incógnitas metafóricas para sustituirlas por nuestras propias esperanzas. Los
demás siguen la misma tónica: llenarnos de inquietudes.
Susurros
(…) Superaremos el espacio,
el tiempo y las dimensiones
y sin movimientos corporales
nos asomaremos al fondo de la creación.
Howard
P. Lovecraft
Lamento mis peces
susurro
el último disparo
Dios
conviene decir antes
sólo
la quietud nos afeita
después
resulta
compatible la idea
desarme
la
conquista
es cosa del futuro
ahora conviene esperar
la
naturaleza
es el
pretexto de los escarabajos
un
tablero de ajedrez
y Dios una jugada.
La
última carta
El misterio
resulta solo en la quietud de las aguas
eternidad
es mi
imagen sumergida
sobria
inocencia
capaz de entenderlo todo
y mi
profesión jugando al escondido
He visto a la muerte debajo de la cama
en el
primer puente colgante
donde ya no
quedan soldados de plomo
ni flores a quien entregar
Soy
solo un triste recuerdo de mí mismo
una vela a
punto de apagarse por la tesura del viento
una luz extinta
por sí misma
Allá donde
lo inesperado solo puede surgir
mi voz solloza
y es el encuentro que nace
un
sorbo de humo con la esperanza de ser
apruebo lo indecible
un poema plagiado a la creación
eterna
soledad
el artista desayuna todos los días
con la misma cuchara
Cuán largo
camino
tres
hormigas asisten al funeral
ha nacido la última carta
estrepitoso es
el silencio que rompe
la lluvia deja caer el esternón
el juicio es de todos
ha muerto el
rey
y yo solo
soy capaz de escribir.
Oráculo
A
veces para cultivar las horas
es necesario conquistar al
tiempo.
Pudor
es la
reclamación del futuro
merecer
al tiempo
infinito impar
de la sabiduría
temple del último minuto
la hora precisa
Luz
angustia de la Patria
sufrida en sí
misma.
Misericordia
No entiendo por
qué
son hermosos los ojos
del toro al morir.
Penitencia
la muerte siguiendo mis pasos
una
imagen
el golpe que
todos esperan
la última gota
tu
suerte
viento para ser
un
diluvio en la puerta de Dios.
La última cena
Reconozco la solución del
día:
preguntar.
Contemplemos el ave
ella sube y muere
allí donde
no existe
sino la
muerte
ahorraremos el grito
quizás la
venida sea
Reconozco
buscar
la mano de Da Vinci
o el
fantasma de la Ayón
es la hora
los comensales no tienen cubiertos
hay una pelea
vamos
silencio
la
última cena nos espera.
Proposiciones
Cuéntame algo
to be or not to be
Siempre deseamos
jugar con las nubes
cuando se precipita
la lluvia tras su identidad
¿Has
pensado soñar con la utopía?
to be
or not to be
Cuéntame algo.
Naufragio
A mi abuela materna
ver como caen mis lágrimas en tu cadáver
sentirlo
frío-solo-me-habla
él y yo en perfecta comunión
-un barco
esperando la huída
risa de mar
un soplo de
ganas-
es solo eso
y se va,
se va y no me doy
cuenta
huyo
quédome allí
mirando.
(*) Roswel
Borges Castellanos (Villa
Clara, Cuba, 1978). Poeta, dramaturgo y fotógrafo. Es miembro de la Asociación Hermanos Saiz
(AHS) por la Filial
de Escritores. Graduado de Licenciatura en Psicología por la Universidad Central
"Marta Abreu" de Las Villas en 2008. Ha publicado hasta
la fecha diversos trabajos científicos relativos a áreas de la Psicología y al Trabajo
Social. Fotografías suyas han sido expuestas en Caibarién y en Santa Clara
(expo colectiva y personal respectivamente). Desde el año 1997 participó
activamente en la fundación y desarrollo del Taller Literario "El Caracol
Cenicero", con amplia inserción en la región central del país.
Poemas suyos aparecen publicados en Brotes,
Boletín Cultural de la UNEAC
de Villa Clara; Viajando al Sur, Editorial Reina del Mar, Cienfuegos, 2006; y
en la Revista
Cultural Avileña Videncias. Tiene tres libros de
poesía inéditos. Ha recibido varios premios y menciones en diversos eventos
científicos y literarios. En el 2001 recibió un reconocimiento, por su
colaboración en el desarrollo cultural Villaclareño, otorgado por La Casa de la Ciudad de Santa Clara.
¿CUÁNDO
APARECE EL JUSTO?: cuando vemos su caminar
Quizás exista
un hombre perfecto, incapaz de cometer errores en su trabajo habitual, en su
hogar, en las calles de la ciudad donde vive. Sin embargo, les pregunto: ¿sería
capaz de aplicar siempre, en cada segundo de su vida, una rectitud tan grande
como para convertirse en Juez Supremo de sus semejantes? Es lo que indaga mi
sujeto lírico mientras observa el transitar de los seres humanos por la Tierra.
LOS PIES DEL JUSTO
Los pies desencadenan amaneceres
del que siente la culpabilidad por nacimiento
y gime
soberbiamente
como si mereciera el aire o las estrellas.
Hecho de nieve
el justo en cambio desencadena las miradas en defensa
de los pobres
(pordioseros de un mundo que los agobia
entre el enojo y la vendimia).
Por eso al justo y al culpable
lo dividen la eternidad que ya no cabe
en cruces ni maderos.
Ambos reclaman un gran espacio
donde arrimar el ínfimo oxígeno que los alimenta.
Andrés
Casanova (Del poemario inédito POESÍA
COMPROMETIDA)
POESÍAS
POR LA VIDA :
Esperanza Acosta (*)
Cuando la
tristeza se convierte en poesía luego de ser decantada por la fragua del diario
vivir, no resulta pesimista sino esperanzadora. Como su nombre, los versos de
esta poetisa derraman optimismo a pesar del halo nostálgico que trasuntan.
COMENTARIO
Inventaría una posesión inmortal
y saborearía el porvenir más simple,
precisaría de un leve empujón
para ver más allá de mis narices;
pero las sombras sobre el ático me asustan
y no me dejan
ver, leer la escritura de los cuerpos
ni siquiera del mío…
Comienzo el día pensando en olvidarte.
LÁGRIMAS
Caen cual lluvia sobre el suelo,
monótonamente, no cesan,
y con ellas ahí van los recuerdos, los momentos
peores;
¡dejadlas correr!
Un dolor inmenso se esconde tras ellas,
dolor que lacera y lastima,
dolor de esperanza perdida, de fe desperdiciada.
Pero…
son lágrimas que limpian la corteza de mi árbol
doblegado por temores y desdenes.
NO TE CULPES
A Jesús David
Curbelo, poeta
A veces los astros se equivocan
y trasiegan (cambian, mueven) los acontecimientos de
otro modo.
La vida es como una esfera que gira y gira,
y no siempre se detiene en el momento preciso.
No te culpes,
y como ave mitológica levántate de tus ruinas y vuelve
a la carga,
sigue, con los ojos cerrados, los designios del
corazón,
que solo él domine y gobierne tu espíritu,
quizás no se equivoque.
Mírate al espejo y toma decisiones,
puedes escoger, tienes la vida.
En lo más alto queda el corazón,
¡no lo olvides!
UN SUEÑO
A
Dulce María Loynaz
Hubo días en que tu estrella despertó mi alma.
Soñaba con alondras y mariposas;
puedo sentir sus revoloteos a mi alrededor,
me diste la gracia para ello.
Perdona mi debilidad,
sé quién soy y me conformo,
me quedo quieta y te olvido.
No tiene objeto retenerte,
no debo malograr lo que vivimos,
un sueño, solo eso, un sueño hermoso.
(*) Esperanza
de la Caridad Acosta
Pérez (La Habana , 1959). Interrumpió
sus estudios de Licenciatura en Traducción e Interpretación de Idioma Ruso en la Facultad de Lenguas
Extranjeras cuando sólo faltaba un año para graduarse, aunque jamás ha
interrumpido su labor literaria, que comenzó desde la década de 1980. Muchos de
sus poemas actuales rinden homenaje a su hermano, ese gran poeta que sigue
siendo Alberto Acosta fallecido de manera imprevista y prematura. Ha concluido
tres poemarios que mantiene inéditos: Pensamientos privados; Apuntes
y ensueño; y Alma en blanco y negro. Tiene dos
más en proceso.
RAMIRO DUARTE (*) en mi recuerdo
A principios
de 2008 intenté formalizar un proyecto (luego desechado por falta de interés de
quienes hubieran debido aprovechar para encontrarse con buenos escritores
tuneros y conocerlos mejor) que titulé LOS LIBROS AL DEBATE y que me servía
como pretexto para que me pagasen en aquellos tiempos difíciles la (pequeña)
suma de 200 pesos cubanos y la misma cantidad a mis escritores invitados, uno
cada mes. No recuerdo ahora cuántos amigos por ser buenos escritores pasaron
por aquel taller de apreciación literaria que comprendía enseñar el proceso de una lectura voluntaria, consciente y
eficaz; promover la obra de algunos autores que considero imprescindibles;
ofrecer elementos de valoración para que cada lector elaborase un plan de
lectura adecuado a sus intereses; coadyuvar al incremento o formación del deseo
de convertirse en lectores contumaces; y preparar a promotores del hábito por
la lectura. Este empeño fue en todo momento apoyado y auspiciado por quien
considero uno de los grandes promotores de la cultura tunera en particular y
cubana en general, Ermys Medina, Director del Centro Provincial de Superación
para la Cultura
en nuestra ciudad.
Entonces,
como uno de mis primeros invitados a aquellos talleres fue precisamente RAMIRO
DUARTE, me uno a Manuel Gayol en este homenaje a nuestro nunca olvidado amigo,
publicando las palabras que leyó Ramiro en aquella ocasión.
En torno al
oficio de lector
Por
Ramiro Duarte
Creo que me hice
lector desde que era niño, en la escuela primaria, por condiciones
estrictamente internas, porque en mi casa, ni en la de mis abuelos, había
libros. Eran personas que sólo tenían la educación y la cultura que da el
contacto con la naturaleza.
Me considero un
lector empedernido porque necesito la lectura para vivir. No sólo de pan vive
el hombre. Además, por una cuestión de oficio: para escribir hay que ser un
buen lector. La lectura es lo que la musa necesita cuando, por hambre, entra en
período de reposo. Como entre los humanos las acciones se encadenan y todos
trabajamos para todos, conmoverse es conmover. No puede existir un escritor sin
lectores, lo mismo que nadie sembraría una caballería de maíz para comerse, él
solo, los quintales que dé, hecho harina. Son los lectores comunes y los
críticos quienes alertan al escritor sobre los caminos que sigue, cómo debe
tratar este o aquel asunto, lenguaje, tono, sensibilidad: trascendencia de su
obra. Creo que una campaña masiva por la lectura puede dar buenos resultados
porque la mercancía que no se anuncia y pregona no se vende. El libro es
también, en manos del otro, una mercancía. Cervantes, Vargas Llosa o García
Márquez, han tenido, tienen, millones de lectores. Escritores y lectores se
forman, uno a otro, recíprocamente. Sin la cosa, nada viene al caso. Sin el
caso, qué sería de la cosa.
Para convertirse
en un buen lector, cualquier libro escolar puede ser muy bueno. Recuerdo con
amor El
nuevo lector cubano, de Carlos de la Torre y Huerta, cuando aún usaba pantalones de
bombacho y me apasionaba por un juego de pelota; hoy sé que las lecturas y los
conocimientos después de la edad de la inocencia se complican.
Ahora sé que son
libros imprescindibles para convertirse en un buen lector: El ingenioso hidalgo Don Quijote
de la Mancha ,
La Santa Biblia ,
Los
cuentos de Grim, Las mil y una noches y Versos
sencillos. Recomiendo estos, pueden ser también los otros, millares de
ellos. Que lo digan los lectores, porque la lectura es una experiencia
personal, es decir, una intercomunicación de ser humano a ser humano, cerebro a
cerebro, vida a vida. Entonces, en esa interpenetración, se accede a la
sabiduría: allí, sonriente, observándonos, está Dios.
15
de febrero de 2008
(*) Ramiro Duarte Espinosa (Pozo Salado,
Las Tunas, 1940 – 2010). Narrador, poeta y ensayista. Fue miembro de la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba (UNEAC). Obtuvo importantes premios y publicó varios libros de
narrativa, ensayo y poesía. Obras suyas son: La noche del carrusel (novela); Elegía para Antonio Jiménez (poesía); Diálogo abierto (poesía); Tiempo de Fico Falcón (poesía); Por el ojo de la fiera (décimas y sonetos); Crónicas de ocasión (crónicas
breves); La conjunción final
(cuentos); Sobre el óseo perfil de mi
esqueleto (poesía); Tiempo de
los héroes (poesía); y Digo
la vida (poesía).
JUGADA FINAL: no niegues nunca el pan al hambriento
Como todo principio tiene su final, concluyo este HOMENAJE
LITERARIO AL PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE POETAS DEL CARIBE que inicié con
“POESIAS POR LA PAZ :
más que una quimera”, si no con un jaque mate, al menos sí con una de esas
jugadas que nos animan a una nueva partida. Cuando haya otro encuentro entre
poetas en algún lugar del mundo, o cuando el hambre espiritual así me lo
demande. Estoy agradecido de los amigos que confiando en mi convocatoria, me
respondieron. Los que no llegaron a tiempo o aún lo están pensando, ya habrá
otra nueva oportunidad. La vida nunca termina si nosotros andamos.
AL QUE TE PIDE UN PAN
Quizás la
marejada de un octubre
–ciclones
enraizados en cardúmenes–
vuelvan a
golpear detrás de tus pulmones
y queden bien al
sur entre las almas
zapatos que un
día desgastaste
pañuelos de
llorar varias quimeras
y otros tantos
diciembres sin camellos.
Quizás
–y al suponer
nada nos resta
como no sea el aliento de perder las
madrugadas–
fuese que un
lampo de luz ya no te alcanza
para ser
perdonado por los ángeles.
Porque pediste
un pan
–sigo creyendo
que suponer no es más que una manera
de renunciar al sol bajo amenaza–
cuando tenías
las hambres de guardar en un bolsillo
y recibiste en
pleno rostro las marismas
de andar entre
paredes y misterios.
Pediste un pan
–quiero decir
el derecho de tener un corazón como
cualquiera
lleno de pústulas y miasmas tan comunes–
y te salió el
abismo aquel que ya viviste por obtuso
cuando aún los
dientes servían para andar contra las hienas.
Ahora no
–qué vas a hacer
si en la esperanza
vence la injuria del que golpea bien profundo
y resultan mentiras las promesas
de aguardar panes sin esperar ganancia a
cambio–
ahora ya no es
tiempo
de permitir a
lágrimas y llagas
que vengan a
robarte las aralias
y la dulzura de
tantos años esperando
porque los panes
no sean piedras sino
se haga el
milagro azul que te enseñaron:
por cinco panes
ya una vez fue la magia
con cestas
llenas de luces y canciones.
Andrés
Casanova (Del poemario inédito POESÍA
COMPROMETIDA)