Noviembre y el valor de la vida de las
mujeres
Noviembre es, por tradición
histórica reciente, el mes de la lucha contra la violencia hacia la mujer,
y contra la violencia intrafamiliar. Esta conmemoración halla su punto
más elevado el día 25 de noviembre, por haber sido este declarado como Día
Internacional de la No Violencia Contra la mujer. Es esta una fecha
emblemática con una historia que impactó a la comunidad internacional, cuando
en 1981, en un evento de mujeres realizado en Colombia, las dominicanas,
motivadas en el asesinato de las hermanas Mirabal ( y de su chofer,
Rufino de la Cruz), hicieron esa propuesta. Este fue un caso horrendo ocurrido
en la postrimería del gobierno dictatorial de Rafael L. Trujillo. Con este
hecho de sangre, República Dominicano dio motivo para que esta fecha a nivel
internacional, fuera honrada, sirviendo, más tarde, de incentivo a la lucha de
las mujeres.
Como algo esperado con
anterioridad, noviembre trae actividades conmemorativas, creadoras de grandes
expectativas. Se fomentan en este periodo los espacios para reflexionar, para
evaluar el proceso seguido por metas y objetivos propuestos con anterioridad.
Siempre que llega esta fecha se hace propicio el momento para el análisis
estadístico de casos sangrientos donde han caído tantas mujeres durante el
periodo del año en curso. Hacia estas estadísticas y análisis se vuelca no solo
la prensa, pues estos números hablan de cuán dramática es la situación, por lo
que en noviembre se dan acciones de sensibilización para que la ciudadanía
asuma y tenga más presente el problema.
Muy a pesar de los deseos, en cada
noviembre asistimos a la confirmación del aumento progresivo de los sasos de
violencia, esto así, a pesar de los esfuerzos que vienen acompañados de buenas
intenciones y de recursos económicos que, aunque no son suficientes, se han
invertido. Con el paso del tiempo, y la imparable espiral de violencia que no
cesa, se va ampliando la visión en el sentido de que el freno a la violencia
intrafamiliar y de género, así como de los feminicidios, va más allá de las
emotivas actividades, y nos advierte sobre la necesidad hay que implementar
otras iniciativas.
La violencia hacia la mujer, en
cualquier forma en que esta se manifieste, es un hecho degradante, y cuando
esta llega a la mutilación, o a la desaparición física, como son los
feminicidios, el problema es de otra dimensión, por eso la violencia es un área
critica dentro del conjunto de las demás áreas, pues ella no solo es atentado
contra la dignidad humana, sino también violación de los derechos humanos, las
libertades y la democracia, tal como lo reconoció la Plataforma de Acción de
Beijing, en la conferencia internacional realizada en1995, donde la violencia
hacia la mujer fue considerada como asunto prioritario, por lo que motivó
numerosas acciones del movimiento nacional e internacional de mujeres, y de
muchos Estados, incluido el de República Dominicana.
Hoy a 20 años de la Plataforma de
acción aprobada en Beijing seguimos evaluando su impacto, pues ha sido un de
los eventos de mayor incidencia en la lucha por los derechos de la mujer, la
discriminación, y especialmente por la no violencia hacia la mujer en cualquier
expresión que esta se manifieste, pero durante estas casi dos décadas nos
encontramos con que los avances no han sido significativos, y que los progresos
más bien han estado en la generación de propuestas legales, y en la
promulgación de muchas de ellas. También hay que reconocer, al menos en nuestro
país el aumento de los mecanismos judiciales y oficinas especializadas para
atender los casos de violencia intrafamiliar.
En el documento elaborado por ONU
MUJERES, (Organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad y
el empoderamiento de género) se da cuenta de que “la forma más común de
violencia que sufren las mujeres es la violencia en que el agresor es su
pareja, la cual suele ocasionarle lesiones, y a veces la muerte. Un estudio
mundial – sigue diciendo ONU MUJERES – sobre homicidio confirmó, que casi
la mitad de las mujeres victimas de homicidios, mueren a manos de sus parejas
o de miembros de su familia, mientras que en el caso de los hombres la
proporción es de solo 1 muerto por cada 20 víctimas de
homicidios”.
La violencia hacia la mujer, de
parte del hombre es una medida excesiva de fuerza que busca el control y
sumisión de la mujer, a toda costa, y es una actitud que se basa
fundamentalmente en la creencia arraigada de que ella es propiedad del hombre.
Conociendo de esta realidad sociocultural, las sociedades tienen que buscar la
forma de eliminar esa barbarie en las relaciones mujer – hombre, pues ese tipo
de proceder, es vileza humana expuesta en su máxima expresión.
El sentido de pertenencia
con que el hombre ve a la mujer, así como conjunto de estereotipos
socioculturales que acompañan a la condición femenina, solo han servido para
justificar y hacer más perdurable una diversidad de agresión contra las
mujeres. Los estereotipos hacen vulnerables la condición femenina ante la
violencia, ante la discriminación y ante cualquier entorno cercano, puesto que
ellos suponen de antemano su inferioridad respecto del hombre, al tiempo que la
proyectan propensa “ por naturaleza” hacia todas las
acciones negativas, fragilidad y minusvalía generalizada.
Hoy día, luego de algunos avances
en las mentalidades, el conjunto social acepta y comprende con facilidad que la
mujer puede trabajar, e incluso capacitarse, pues así producen los recursos que
resuelven necesidades propias, y de la familia. Pero gran parte de ese mismo
conjunto social, incluidas muchas mujeres, aun tiene resistencia a ver en las
mujeres personas que actúe con independencia del hombre, sino dependiente de
este, y debiéndole respeto, obediencia, y servilismo hacia este.
La presencia subyugante de la
ideología patriarcal con su carga de estereotipos y prejuicios sobre lo femenino,
invisibiliza a las mujeres y no le reconoce, ni acepta su vida e intereses
propios, su independencia, necesidades, como seres de humana creación. El
recurso de la violencia opera como un no reconocimiento de la voluntad y
autodeterminación de la otra persona. Un buen ejemplo de esta afirmación es que
la mayor parte de los feminicidios y de la violencia intrafamiliar viene de la
negativa de una mujer a continuar la relación de pareja.
¿Por qué no exhibimos mayores
logros en el freno de la violencia hacia la mujer?. Es que hace falta una
voluntad que no solo es política sino cultural e ideológica, voluntad de
ruptura, y a la vez apertura aunque esto suponga pérdida de los beneficios, que
son muchos, que la subordinación de la mujer deja a los hombres. La voluntad a
la que apelamos atraviesa los discursos de humanismo, democracia, equidad y
solidaridad que tanto se enarbolan hoy en día, pero desde la teoría mecánica y
hueca, contenida en los documentos, y en los discursos de campaña
política.
Es hora de preguntarse, en un
ejercicio de sincerización, qué es lo que no se ha hecho. Obsérvese que a pesar
de lo que invierte el gobierno dominicano en atención a casos de violencia, los
resultados no modifican grosso modo la realidad, pues no ha habido la voluntad
de afrontar radicalmente estas actitudes con descargas violentas hacia la
mujer. Atacar frontalmente es apuntar hacia intereses que parecen ser más
sagrados que la armonía familiar y que las vidas de un número cada vez
más creciente de mujeres muertas dentro de una mala relación de pareja.
En violencia de género y violencia
intrafamiliar hay que apuntar hacia ciertos focos relacionales, como por
ejemplo, ¿por qué no se prohíben las telenovelas con sus secuelas de
infidelidad, violencia domesticas, alcoholismo, desorden sexual, mafia, y toda
suerte de cursilería y adiestramiento en vicios? ¿Cuáles razones tienen
las autoridades competentes para dejar que en el país se promuevan
telenovelas que presentan las argucias del narcotráfico, o el entrenamiento
para los ladrones? ¿Nos hace falta esto?. ¿A quien se beneficia?.¿No se está
pidiendo a grito la educación en valores?. ¿Por qué se siguen tolerando
canciones que ofenden la imagen de la mujer, por qué se sigue permitiendo el
uso del cuerpo de esta como objeto de toda suerte de publicidad comercial donde
el cuerpo es objeto del deseo, y de la lascivia masculina?
Tolo lo anteriormente citado
promueve la violencia en el hogar. La violencia intrafamiliar está entre los
delitos más frecuentes en nuestro país, ¿no es esto suficiente para que sea
encarada con mayor rigurosidad y conmiseración hacia las víctimas y
sus huérfanos y huérfanas?. Estamos hablando de prevenir la violencia, y en
este sentido fuera muy atinado instituir en las escuela públicas y colegios
privados la educación no sexista, la autoestima y autovaloración personal desde
una perspectiva de género. Hay que apostar al compromiso de hacer una
siembra preventiva.
Desde que fue promulgada la
Ley 27 -97, Contra la violencia intrafamiliar, se ha enfatizado mucho la
responsabilidad del Estado, asunto que es obvio, mediante instituciones como La
Secretaria de Estado de la Mujer, Procuraduría General de la Republica,
Fiscalía, y otras con funciones públicas de auxiliares de la justicia, sin
embargo, ¿han sido conminados para trabajar en la disminución de la violencia
hacia la mujer otros organismo del sector estatal? ¿Y qué no decir del sector
privado y los sectores populares? ¿Cuál ha sido su compromiso público? ¿cuál es
el llamado que se le ha hecho desde el Estado para que se comprometa con la
erradicación de esta clase de violencia que es cultura de muerte?
En el pasado mes de octubre, el
pelotero dominicano de Grandes Ligas, José Reyes, fue arrestado en un hotel (de
los Estados Unidos) bajo acusaciones de haber agredido a su esposa, y aunque se
le dejó en libertad tras el pago una fianza, tengo entendido que el caso va a
seguir en la justicia. Según el reporte tomado del periódico “Diario Libre” (11
de noviembre2015) Grandes Ligas y el sindicato de peloteros pactaron el agosto
un nuevo y abarcador reglamento sobre los casos de violencia domestica,
violación y abuso de menores”. Eso es lo que se llama asumir con rigor y
carácter un problema que empobrece a la condición humana.
Traigo este referente porque es
valedero y oportuno, además proyecta una posición correcta. El caso es
pertinente para hacer una pregunta obligada, y es ¿qué están haciendo los
gremios del país, los partidos políticos, las juntas de vecinos, asociaciones
artísticas, organizaciones estudiantiles, la microempresa, las ligas deportivas
dominicanas, las iglesias, los colegios privados, dirigencia del negocio
informal, entre otras?. Todo no debe ser el gobierno, pero este debe tomar el
liderazgo, y hacer que las políticas públicas en materia de
violencia intrafamiliar y violencia de género, sean asumidas por todo el país,
si es que frente a esta inconducta delictual y criminal desde la familia, se le
pone otro carácter.
Para combatir la criminalidad y el
abuso del poder como inconducta que se ha anclado en numerosos hogares
dominicanos, el Estado, como signatario del la Convención Belén Do Pará (Convención
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la mujer) y como
responsable de la ejecución de las políticas públicas como lo son las leyes
promulgadas, tiene que empoderarse mucho más, pues esto no es un
asunto espontáneo ni discrecional, sino obligatorio. En la Sagrada Biblia se
puede leer algo así como: “Quien no está conmigo, está contra mi”. Todo
está muy claro, nadie puede declarar ignorancia, las muertes están ahí, los
hechos se producen cada día y a todas las horas, y el país se llena de cruces,
de cadáveres, llanto y luto.
Noviembre se presta a muchas
distorsiones, por eso es pertinente recordar que no se trata de colocar
espacios pagados con felicitaciones a las mujeres en medios escritos o
televisados, o de editoriales, o de condecoraciones, ni ramos de flores en cada
25 de noviembre o cada 8 de marzo, tampoco se trata de patrocinar espectáculos,
de lo que se trata es de acciones con eficacia probada, evaluable, y así
encaminarnos a dar respuesta a una criminalidad cuyo número de huérfanas y
huérfanos aun no se calculan.
Hay que saber, con seguridad, a
quien le duelen esas muertes, pues son más los sectores que no se han integrado
a la lucha preventiva que los que, aun de manera deficitaria, lo han venido
haciendo, Se olvida, al parecer, que la violencia intrafamiliar no
discrimina sectores. En esto, no cabe la simulación, ni la neutralidad, pues
tenemos el liderazgo de muerte por feminicidios entre los países del área. ¿Es
esta una buena hoja de presentación?. La mejor manera de rendir tributo a las
mujeres idas violentamente, es evitando la impunidad, y previniendo con
acciones que en el corto o mediano plazo contribuyan a evitar que mueran más
mujeres a manos de sus parejas.
Melania Emeterio R.
Noviembre 2015