¡Feliz año nuevo, 2017!
Breve historia en dos tiempos
Parte 1 - Nochevieja
En la soledad de su estudio, el trebejista, quizá debido a esa melancolía que se siente un 31 de diciembre, decide inclinar el rey. Mira el tablero, analítico, considera sellar la partida para luego del reposo reanudar con nuevos bríos su ofensiva, hasta ahora ha dominado el ataque con las blancas.
Su dama, agotada de dar jaque, necesita descanso y los alfiles se niegan a continuar en la diagonal.
Los caballos han preferido pastar al pie de las torres hasta renovar fuerzas y atacar con su escuadra.
Los peones conversan entre sí mientras observan a sus congéneres negros en posición de firmes.
Hay que tener en cuenta que el ejército de ébano no ha ofrecido resistencia ni plantado batalla, cansado de tantas, ha permanecido impasible, o si acaso han respondido con una Caro Kann.
La lucha no tiene objetivo si no hay una Francesa, por eso las de marfil han decretado el selle.
Quizá mañana reanuden la partida o tal vez hagan caer el rey con el propósito de comenzar, en un tablero de verde tapiz, una nueva, siempre dispuestas a dar jaque a pesar de las veces que haya que abandonar, mas, siempre teniendo en cuenta que habrá otras ocasiones para una Inglesa o hasta para una Siciliana
Un enroque no se descarta.
Nunca aceptar el mate sin luchar.
Una retirada a tiempo equivale a la victoria.
Parte 2 - Año nuevo
La tenue claridad de los primeros rayos del sol despiertan al ajedrecista de su sueño. Se despereza tratando de rememorar qué pasó con su partida.
Repasa lo último y recuerda que pensó en abandonar pero que al final selló, cree que con ventaja.
Se acerca al tablero, no ha decidido si jugar la sellada o retirarse.
Observa la posición de las contrarias, algo llama su atención, en abierto desacato de las normas, ha habido movimiento en las piezas negras.
Sonríe, eso es lo que esperaba, no abre el sobre, mueve limpio y directo.
Continúa la partida.
Es un Nuevo Año.
Parte 1 - Nochevieja
En la soledad de su estudio, el trebejista, quizá debido a esa melancolía que se siente un 31 de diciembre, decide inclinar el rey. Mira el tablero, analítico, considera sellar la partida para luego del reposo reanudar con nuevos bríos su ofensiva, hasta ahora ha dominado el ataque con las blancas.
Su dama, agotada de dar jaque, necesita descanso y los alfiles se niegan a continuar en la diagonal.
Los caballos han preferido pastar al pie de las torres hasta renovar fuerzas y atacar con su escuadra.
Los peones conversan entre sí mientras observan a sus congéneres negros en posición de firmes.
Hay que tener en cuenta que el ejército de ébano no ha ofrecido resistencia ni plantado batalla, cansado de tantas, ha permanecido impasible, o si acaso han respondido con una Caro Kann.
La lucha no tiene objetivo si no hay una Francesa, por eso las de marfil han decretado el selle.
Quizá mañana reanuden la partida o tal vez hagan caer el rey con el propósito de comenzar, en un tablero de verde tapiz, una nueva, siempre dispuestas a dar jaque a pesar de las veces que haya que abandonar, mas, siempre teniendo en cuenta que habrá otras ocasiones para una Inglesa o hasta para una Siciliana
Un enroque no se descarta.
Nunca aceptar el mate sin luchar.
Una retirada a tiempo equivale a la victoria.
Parte 2 - Año nuevo
La tenue claridad de los primeros rayos del sol despiertan al ajedrecista de su sueño. Se despereza tratando de rememorar qué pasó con su partida.
Repasa lo último y recuerda que pensó en abandonar pero que al final selló, cree que con ventaja.
Se acerca al tablero, no ha decidido si jugar la sellada o retirarse.
Observa la posición de las contrarias, algo llama su atención, en abierto desacato de las normas, ha habido movimiento en las piezas negras.
Sonríe, eso es lo que esperaba, no abre el sobre, mueve limpio y directo.
Continúa la partida.
Es un Nuevo Año.