DESPEDIDA SIN
DESPEDIDA
Ramón tenía
un restaurant en Washington Heights, hogar de los dominicanos en la ciudad de
Nueva York. Una tarde de agosto de los
años 80 salió al parqueo a realizar una negociación. En ese momento una llamada telefónica desde República
Dominicana notificaba que su padre había muerto de un infarto al
miocardio. La esposa de Ramón fue al
parqueo, llegando en el instante que una balacera cegó la vida de su esposo.
3 de noviembre del 2015
LA DESPEDIDA
Un toque a la puerta sacó a Josefina y Mariano de
la siesta vespertina. Era el detective
Ramírez de la policía de Miami.
-¿Qué se le ofrece?-preguntó Don Mariano.
Seguidamente el detective le mostró fotografías de
un carro Mercedes Benz blanco.
- ¿Lo reconoce?
-Sí. Es de mi hijo.
-¿Saben ustedes si él ha prestado el vehículo o
alguna otra cosa?
- No. El Salió esta mañana en él.
-Bien, lo que tengo que decirles es que la persona
que estaba en el vehículo está muerta.
-¡No, mi hijo no!- exclamó Josefina. Mariano guardaba silencio a pesar de la
conmoción.
-El cadáver está en la morgue del Hospital
Central, si quieren reconocerlo.
Josefina y Mariano se apersonaron a la morgue para
identificar el cadáver. Por las
condiciones en que quedó los peritos no recomendaron que lo vieran. Josefina
insistió en verlo, y lo vio.
-Sí, es mi hijo.
Después de los trámites burocráticos los padres se
llevaron el cadáver a la República Dominicana para darle cristiana sepultura.
Y el 21 de enero, día de Nuestra Señora de la
Altagracia, patrona del pueblo dominicano, a las cuatro de la tarde depositaron
el féretro en su última morada. Mariano
tomó un puñado de tierra y lo lanzó al sarcófago, cayendo de bruces en la fosa.
La danza había comenzado en las alturas.
Buitres negros y auras conformaban la bandada. El lanudito, pequeño can blanquecino, hacían cinco días que no se le veía pulular
por los callejones y portales de la vecindad.
En la medida que bajaban, los círculos concéntricos se estrechaban en
espiral invertida. El objetivo estaba en
la maleza del callejón citadino. Después
del festín, la silueta del lanudito se dibujó en el firmamento.
25 de marzo del 2015